Mi infancia comenzó allí y allí se quedó, no en la escuela
ni en el colegio, tampoco en el parque, quedó en aquella calle sin salida, quedó en
el cerrito atrás de mi casa donde me escondía de la escuela, donde volaba
barriletes y jugaba a la guerra con soldados de plástico, quedó en aquel cerro del
que conocí cada laberinto y cada piedra, allí, en esa calle quedó aquel sol,
aquellas frías lunas y más frías mañanas, allí quedó la neblina bajando lentamente desde
El Picacho, los gélidos vientos de diciembre y sus fiestas navideñas hasta el
amanecer, allí quedaron mis padres, mis hermanos, mis tíos, mi abuela, mis primos, allí quedó
la puerta siempre abierta de mi casa, los juegos hasta tarde, las bromas, allí quedaron las
potras del fin de semana, jugar libre, ganar a los cuadros, voltear las vistas
del álbum… allí quedó. Allí quedó mi primer amor, mi primer beso y mi primer
desengaño. Mi primera pelea se quedó allí, mi primer miedo, mi primera
decepción. Allí quedó mi primer perro, mi primer trompo, mi primer barrilete,
mi primera onda, mis primeros dibujos y mi primera bicicleta. Allí quedó la
muerte que se llevó a alguien querido, allí quedó la carcajada abierta y la
mirada sincera, la confianza y la sonrisa tímida, las mañanas de matiné allí
quedaron, las tortillas recién hechas de Naya, las paletas de Doña Blanca y los
mangos llenos de adrenalina de Villa Roy. Allí quedaron las fantásticas y
tenebrosas intromisiones escondidas a la abandonada licorera y a la fantasmal
iglesia perdida. Allí quedó el sonido de las llantas de la patineta en la
Concordia. Allí quedaron las estupendas noches en los tubos, noches de 7 locos,
de Frijol y Gañote y de los chistes del Choco Villars. Allí quedó la atrevida y
provocadora traslucida luz en el camisón de la coqueta enfermera y las nocturnas
escapadas calenturientas a la oscura piel de la profesora de inglés; el
amanecer subiendo a pie camino al Picacho… Allí quedaron las tardes de
basquetbol, los juegos de beisbol con pelotas de calcetín, deslizarse por la
cuesta de la muerte… allí quedaron los fantásticos LP´s de Emerson, Lake and
Palmer, Rick Wakeman, Jethro Tull, Queen y Super Tramp… Allí quedaron las
lágrimas derramadas por Lennon, el Schalke 04, la Pepsi con rosquillas, allí …
pensar que allí quedo la verdadera amistad, el verdadero amor, mi niñez, mi
infancia, mi adolescencia… Allí proyecte mi futuro y planifique mi vida… allí
quedó flotando todo, allí esta, en aquella vieja calle sin salida…
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