Recuerdo, como a mis 10 años, hasta la casa llego el eco de
unos llantos con una mala noticia, subí hasta tu casa y me encontré con que Don
Florencio había muerto, el cadáver de tu
padre estaba recostado en una mesa, tu mama lloraba amargamente mientras le
cambiaba la ropa, esa que llevaría puesta en su descanso final, luego mire al
fondo de aquel gran cuarto y te vi sentado en el viejo piso de madera, llorando
a solas, sollozando con tristeza y sin querer mirar hacia el cuerpo inerte de
tu padre, sentí una gran pena y en ese momento trate de imaginar el dolor que debías
sentir pero no pude, te deje solo, tal vez creí que así lo deseabas. Le
pregunte a tu mamá si necesitaba ayuda, me dijo que le anudara una corbata,
trate pero nunca he podido hacerlo bien, así que corrí hasta la casa de Pito a
buscar a su papa para que hiciera el nudo de la corbata que llevaría tu padre,
cuando regrese ya no estabas ahí y no te vi por varios días…
Pasaron esos días y como dice la gente cuando hay una muerte
ajena “la vida sigue” y siguió… después de eso nos hicimos buenos amigos y nos
gustaba sentarnos a platicar en las gradas frente a tu casa junto con tu perro,
aquel perro cabezón al que no le encontraba la muerte, era mayor que
nosotros, tenía 19 años y se sentaba con
nosotros inmóvil, ciego, sin dientes hasta que caía la tarde y lo metíamos
cargado a la casa para que siguiera con su letargo… hablábamos de las cosas de la
vida, las más importantes en nuestra vida, de Ultraman, las
últimas hazañas de Kung fu, del último capítulo de tierra de gigantes y
aquaman. Desde esas gradas volamos muchos barriletes y lanzamos millones de
aviones del papel que nos robábamos de la imprenta que dejo tu padre . Así
crecimos, con los aleros del barrio, nos enseñaste a jugar 7 locos y a competir
para armar el cubo Rubik, nadie era más rápido que vos para eso, nos
desvelábamos contando chistes esperando a tu tía que viniera de trabajar de la
última tanda de aquel viejo cine para reírnos con sus tontas historias…
Ahora… vos también has muerto, una falla de la tecnología médica
combinada con una falla de tu cuerpo
fueron las excusas indiscutibles de los doctores… Bueno, ya partiste y de esto
fue que me acordé cuando pensé en vos, claro, no todo fue tristeza, también
fueron bromas, potras, fiestas y largas
noches jugando 7 locos o between . Si en
la otra vida se puede, espero te hayas encontrado con tu padre y con tu mamá
que partió mucho después de él, espero que aquella tristeza que siempre
mostrabas cuando hablabas de él se haya desvanecido y repongas el tiempo
perdido con tu papá y hagas todas las cosas que decías soñar hacer con el… Adiós
Lencho…