El siguiente!, gritó desde su sillón. El bigotudo gordo con un gran puro en su boca, examinó con detenimiento y curiosidad aquel pequeño hombrecillo que se asomó tímidamente en la puerta de su despacho: "¿Y vos, que sabes hacer?", le preguntó con desprecio el empresario circense. El chaparro, como le decían en su barrio, sin pensarlo dos veces, se subió a una silla y se tiró al suelo de cabeza. PUM sonó el pijaso. Se levantó y tomando impulso se lanzó contra la pared. Palangan!!! retumbó. Hizo lo mismo con la otra pared que hasta sonó a pisto. Cuando intentó subirse a la mesa de despacho, el empresario gritó: "!Ya… calmate!". Le tendió un documento: "!Firma aquí si estás de acuerdo! !Cincuenta Lempiras por función! El chaparro se apresuró a firmar, al mismo tiempo que preguntaba con voz esperanzada: "Son dos funciones diarias, ¿verdad?".
Puta… esta pijiada la crisis…
domingo, 22 de junio de 2014
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