Sus amigos se rieron de él, le decían El Miracielos, siempre mirando al cielo, de día y de noche, buscando algo que ni el mismo sabía que era. Con sus ahorros se compro un telescopio y se instalo en la terraza de su casa. Se obsesionó tanto que no volvió a ver a su familia ni a sus amigos… observar el espacio sideral lo consumió de tal manera que sus huesos se pegaron a su piel y su barba le llego hasta el pecho…hasta que logró pasar desapercibido, invisible, ya nadie se fijaba en aquel loco saco de huesos, ya se habían acostumbrado tanto a él que paso a convertirse en parte de la terraza, como las maceteras y los lazos de guindar ropa… Algún día, se decía en sus adentros… algún día…
Y ese día llegó, no podía creer lo que veían sus ojos, sus cansados y enfermos ojos, el desastre universal, una lluvia de meteoritos que se acercaba a la tierra a gran velocidad… le costó ponerse de pie y llegar al teléfono, llamo a las autoridades quienes dieron la alerta general, las sirenas sonaron en todo el planeta, la gente busco refugio, los creyentes en las iglesias, otros en los sótanos de sus casas a esperar lo peor…Algunos más afortunados y precavidos habían construido refugios bajo la tierra que soportarían hasta bombas atómicas, si acaso sobrevivían, saldrían a poblar de nuevo la tierra después de tal apocalíptico desastre…
Miracielos ya no estaba más en la terraza… ya nadie se burlará de mi, se decía el mismo frente al espejo, ahora seré admirado por todos. Había sido el único en pronosticar el desastre, ahora sería famoso en todo el mundo… se baño, se afeito y se cambio de ropa, cuando salió dispuesto a disfrutar del éxito, cayó muerto bajo la lluvia de meteoritos…
miércoles, 18 de junio de 2014
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