domingo, 8 de junio de 2014

Mónika Ertl, la mujer que vengó al Che.

Era la hija de Hans Ertl, uno de los grandes propagandistas del nazismo, por mucho tiempo se le conoció como “el fotógrafo de Hitler”, La bella Mónika, terminó en Bolivia cuando el Tercer Reich se derrumbó y los nazis huyeron a los refugios más lejanos del planeta. Se crió en un círculo tan cerrado como racista, en el que brillaban su padre y otro siniestro personaje al que ella llamaba “tío”: Klaus Barbie, “el Carnicero de Lyon”.
Pero la joven y bella Monika creció y todo cambió en el final de los años sesenta y la muerte de Ernesto Guevara en la selva boliviana significó el empujón final: rompió con sus raíces y en un giro copernicano terminó militando en las filas del Ejército de Liberación Nacional, el grupo guerrillero creado por el mismísimo Che.
En 1971, cruza el Atlántico, vuelve a su Alemania natal y, en Hamburgo, un 1 de abril, busca y ejecuta personalmente al cónsul boliviano en esa ciudad. ¿Quién era? nada menos que el coronel Roberto Quintanilla, el responsable del ultraje final al Che: la amputación de sus manos. Allí comenzó una cacería que atravesó países y mares, y que sólo encontró su fin cuando Monika fué torturada y ejecutada por las fuerzas de seguridad Bolivianas en una emboscada que, según algunas fuentes, le tendió su “tío”, el sanguinario Barbie. Su cuerpo nunca fué entregado a su familia.
Una historia increíble que parece, pero no es ficción. Los reportajes y Biografias de la guerrillera Monika Ertl nunca se han traducido al ingles ni al español, y, por supuesto, como a todo revolucionario, es retratada hoy como una fanática y fría asesina, exactamente igual que a sus compañeros de filas, quienes hicieron de su vida una permanente lucha por los desposeídos y contra los poderosos: como su propio compañero de filas, Ernesto "Che" Guevara.

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